¿Qué estarías dispuesto a hacer por lo que denominas como tu pasión en la vida? Es una pregunta que muchas personas se hacen cuando hay algo que les encanta y por lo que serían capaces de hacer verdaderos retos imposibles. Y aunque los juegos de casino pueden denominarse como la pasión de un gran número de jugadores, cuesta verlos como algo por lo que llegar a ponerse en riesgo.
Sin embargo hay gente para todo. Y si investigáramos podríamos encontrar auténticos locos por el bingo y por el bingo online, por ejemplo. Personas a las que les encanta jugar a este juego en todas sus vertientes, que se entretienen con disciplinas como el videobingo también y que quieren compartir su afición por esta forma tan original de entretenimiento en su propio bingo físico. Ahora bien, ¿tanto como para trasladarla a la montaña más alta del planeta Tierra?
La respuesta sería que sí en el caso de los empleados de Gala Bingo. Gala Bingo es una subdivisión de la marca de juegos de azar de Gala Coral Group. En concreto la que se encarga de todo su comercio electrónico y de llevar sus webs de bingo online hacia buen puerto. Y para realzar la importancia de este juego, y de paso hacer una obra benéfica, decidieron lanzarse nada más y nada menos que a escalar el Everest.
El concreto la misión era la de llegar al campamento base del monte y echar allí una partida de bingo. Entre otras cosas para poder batir un récord Guinness, el de la partida de bingo realizada a más altura de todo el mundo. Y las ganancias obtenidas del premio irían a una asociación dedicada a una iniciativa de caridad. Fueron para la institución con la que la propia empresa tiene un acuerdo.
Sue Ryder Care había percibido de parte del grupo de Gala Bingo más de 800.000 euros a lo largo de todas sus campañas y sus actos para la beneficencia. Una organización que está dedicada a ayudar y atender a personas con enfermedades terminales, afecciones neurológicas o que estén pasando por un momento de duelo. Sin embargo, querían alcanzar el millón cuando antes y por eso reunieron a un grupo reducido de su personal para que se aventurara a llegar hasta el Everest.
En total fueron 24 los elegidos para el viaje, incluido su gerente general. En conclusión, todo un equipo dedicado en cuerpo y alma que pretendía reescribir la historia del bingo en el año 2009. Y ciertamente lo acabaron consiguiendo.
Todas y cada una de las personas que acudieron a la misión, entrenaron duramente en los meses previos para prepararse para lo que les venía por delante. Un camino de una semana aproximadamente a finales de octubre combatiendo la deshidratación, los problemas respiratorios que causan el estar a una altura de más de 5.000 metros y la trombosis venosa. Pero nada que les echara para atrás.
Cada uno de ellos entrenó en el punto más alto de su localidad y en ellos trataron también de prepararse jugando al bingo. Porque el problema no solo era llegar, sino después tener la fuerza suficiente como para realizar esa partida de bingo. En alturas como las que registra el campamento base, pues el pico más alto del Everest alcanza los 8.849 metros, los expertos calculan que se pierde como un tercio de la agilidad mental y eso es un gran inconveniente.
Por eso el equipo de Gala Bingo entrenó jugando partidas al doble de velocidad, para estar preparados para cuando llegara el momento. Y tras meses bastante duros, llegó ese momento de pasar a la práctica.
Tras desembarcar en la localidad de Lukla, lugar emblemático de Nepal donde la mayoría de los visitantes del Himalaya comienzan su aventura, se desplazaron hasta Katmandú. Casi a los pies de la cordillera realizaron una primera etapa de unos 8 kilómetros, en la que se encontraron con unos nepaleses con los que jugaron a los dados y perdieron lo apostado.
Pero este revés no fue nada comparado a cuando comenzaron con la ascensión. Al llegar a Namche Bazaar, otra ciudad que todo excursionista de la zona debe conocer, los primeros efectos de la gran altitud comenzaron a aparecer y a dejar secuelas en el equipo de Gala Bingo. Por suerte, la plantilla fue ayudada por un equipo de apoyo que los asistió en todo momento.
Cuatro días después de haber comenzado, pudieron ver de lejos por primera vez el Everest y así pudieron motivarse para terminar con lo que habían empezado. Y finalmente lo consiguieron, llegando al campamento base y dejando una foto para el auténtico recuerdo de la empresa y de sus vidas.
Y, por supuesto, se echaron ese bingo que todos llevaban esperando y deseando durante muchos días, sobre todo cuando llegaban los peores momentos.
Toda la recaudación conseguida a través de una página web creada expresamente para ello y en las arcas de la empresa, fueron entregadas a Sue Ryder Care, culminando de una manera perfecta ese espectacular desplazamiento.
No es la primera vez que vemos como se bate un récord mundial de una manera espectacular, pues el bingo a mayor escala llevado a cabo en Arizona también es otro hecho para recordar en todo lo relacionado con el bingo.
Lo que serían capaces algunos de hacer por el bingo y por el compromiso que adquieren por su trabajo. Sin duda, una lección de vida.
